Ya llegó, quiero que lo sepas. Llegó el día, se acabó. Ya no seré más. Te
acordarás por siempre de alguien que ya no será. Porque ya no soy. Desde que te
fuiste, o te dejé ir, me abandonaron muchas otras personas, algunas por miedo,
otras por indiferencia y otras por orgullo. Unas que no supe valorar y otras
que, al quererme agarrar, de sus dedos resbalé. Se me han ido tantas
cosas...Ella también. La Juventud. Esa que me colmaba de alegría, picardía y
ganas. Esa que deja tras de sí la agonía de alguien que cambia. Que envejece.
Que muere. Que deja tras de sí una alma atormentada y destrozada. Por un pasado
que no se puede cicatrizar ni con puntos de hormigas. Un pasado al que no se
puede volver ni por agujeros de gusano. Un pasado que no se puede remendar, y
que ni la ausencia eterna de ti mitiga. Y no todo es por ti, debes saber
también. Tú me tuviste. Joven. Adolescente. Fuerte. Lleno de vida y espuma. Completo
de ambición y de locura. De sonrisa perfecta. Razón de más por la cual, hace
ya, te pedí que en días como hoy, me recordaras, cuando ya no soy. Así, como me
tienes en tu cabeza. Lejos de esta maldición que la mía despeja. Quiero que lo
sepas, ahora que nada nos une ni aprieta. Que te enteres, cuando leas esto, si
te da por meterte, allá por el mes de diciembre. Que cuando, dentro de años, te
pregunten por mí, respondas con los recuerdos y no por lo que, a partir de
ahora, puedas sacar de mí. Porque ya no hay nada que exponer a relucir.
Gregorio S. Díaz "Quiero que lo sepas."