Cuidado, chica,
que te estás enamorando. Cuidado porque solo has visto el reflejo de unos
labios que ya han besado otros que se han cruzado con los tuyos, muy cercanos.
Cuidado porque lo sabes y puedes estar enamorándote de un fantasma que ya es
pasado, al que ya he espantado. Cuidado, porque no sé si quiero quererte o a
otra sigo esperando. Cuidado porque solo sabes de unas letras que, con dolor y
coraje, he ido hilvanando. Que puedes idealizarme como yo hice con musas frías
antaño. Cuidado porque puedo ser lo que no valgo. El tonto que deja escaparte o
el necio que, aun arrepintiéndose, se aleja de tu lado. Cuidado, chica, porque
te estás enamorando de un poeta maldito. Que en su pecho tiene clavado cien
nombres y ninguno es real. Todos son literarios. Cuidado porque no soy el que
te han contado, ni el gatito que esperas, asustado. Cuando quiero soy un tigre
que muerde y sangra. Que provoca dolor y lágrimas. Que huye de todo queriendo
tu nada. Que se refugia en cuevas los inviernos que no vive o los que los días
la vida le quitan. Cuidado, chica, porque quizá yo también me esté enamorando,
y no recuerdo cómo se sentía ni como constatarlo. A pesar de la promesa eterna
de deleitarnos, y pasar de los monstruos e inseguridades, que dejaron de
visitarnos. Cuidado, chica, que me estoy enamorando…
Gregorio S. Díaz "Cuidado, chica."