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20 de febrero de 2017

Mi retirada.

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Todo tiene que cambiar. Todo tiene que girar. Y no lo hace, y no lo hago. Y no es por pereza ni por falta de ganas. Quizá sea por la rutina de estrés diaria y porque no me dejan transformar esta maldita dinámica. Para la confianza es un abismo total cada minuto que pasa. El miedo me hará fallar cuando, por lástima, me digan que me ponga a parar. El gusanillo que antes cada domingo mataba ahora casi me come el alma todos los fines de semana. Y mira que no atento contra el cuerpo ni sus vicios nocturnos, de los que, no oculto, tiene tremendas ansias. Sacrifico el tiempo que no tengo por una oportunidad que no llega, que no tengo. Que desaprovecharé. Puede que ya no tenga las cualidades necesarias. Ni la cabeza en su sitio y concentrada. Que no doy, en esta categoría, la talla. Que siento que esto se acaba, que se mueren los años en los que noventa minutos cambiaban el rumbo de toda una semana. Que muere una parte de mí, otra, y ya no sé ni lo que me queda. Me dejaré el pellejo para volver, en lo que resta para el término, antes de la definitiva retirada. Volveré, estoy convencido, a dominar el área como ninguno. A volar en el aire y caer en picado con el balón seguro. Y volveré para irme. Para dejar de lado el lado oscuro de todos los años. Que no quiero tener que llorar otra vez por el fútbol. 

Gregorio S. Díaz "Mi retirada"

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