Te hiero. Y te seguiré hiriendo
si es que osas traspasar esta coraza que se deshace con un aliento, el tuyo,
que no esperaba y que me sube por la espalda. Nos haremos daño y eso que casi
no hemos empezado. Que el beso y las palabras que nos debemos, en el tiempo
dilatamos. Te hiero y te heriré si los cabellos rubios que un día perdí de
vista, vuelven a acariciarme una sola de mis mejillas. No es por mí, es un
trato justo que tengo con la vida. Si ocurre, ven cuanto antes. No creo que
dure más que el rato en el que mi deuda salde. Cuando pida perdón, la espina de
la conciencia arranque y las ganas sacie. Te hiero y te heriré por las letras
aún no escritas a aquella mujer que causó todas mis grietas. No me lo achaques,
por favor, no tengo la culpa de haberme formado como persona al lado de ella.
Mas nunca creas tanto escrito, hace tiempo que no están dedicados a sus
suspiros. Por mucho que me inspire o me ahogue en sueños, es solo desasosiego,
chica, renuncié a ella hace casi mil milenios. Y aunque duela, no me he muerto.
Ella, para que no tengas miedo, anda por lejanos senderos. Y yo ahora estoy que
me pierdo por tus derroteros. Estoy seguro de que si me hieres tanto como yo te
hiero, no habrá nadie que te saque de aquí adentro. De este corazón negro. Te
hiero y te heriré si deciden ese destino darme. Esa oportunidad única
concederme. Entiende, el futuro de eso depende. Te hiero y me herirás, pero
joder, eso es quererse.
Gregorio S. Díaz "Te hiero."