Equivócate, tú que puedes.
Inténtalo con los seis sentidos. Los cinco que todos tenemos y el sexto, del
que algunos ni han sabido. El que yo ya he perdido. Equivócate y date cuenta
por ti mismo. De qué sirve que el mundo vaya contra ti, si vas a ser tú quien
vaya contra el mundo. Golpéate la cabeza, otra vez, si es necesario. Que solo
el tiempo y la vida te llegue a quitar la venda. Si nunca lo hace, quizá es
porque acertaste. Equivócate decidiendo. Sin imposiciones. Algunos añoran las
oportunidades que ya no existen. El tiempo remoto en el que decidir era
posible. No te quedes con esta espina, que a mí me hiere más que me mata. Es tan
dolorosa que no podrás quitártela. Vende todo lo que tienes y márchate. Fuera.
Lejos. Más lejos. Vuelve. Sabes de sobra que aquí hay gente que te quiere. Que,
aunque no compartan tus visiones, te apoyarán sean cuales sean tus decisiones.
Que la vida está para eso. Para perder. Equivocarse. Para arriesgar. Si no es
así, nunca vas a ganar. Y si no, mírame a mí. Que, por no decidir, que, por no
luchar, que por no tener el valor que tú sí, condenado eternamente a errar
está.
Gregorio S. Díaz "Equivócate"