Lleva toda una
leyenda negra consigo mismo. Nadie se la ha impuesto, él la ha elegido. Está
marcado por lo que ha hecho y de lo que es culpable. Yerra cada vez que quiere
avanzar, siendo amable. Está marcado por esa mancha que inunda todo su pecho.
Que al mal atrae y al bien y a la suerte espanta. Que quiebra y mata, lo que toca y lo que
quiere tener y siempre le falta. Que impregna de líquido oscuro, también, toda
su alma. Y eso que no han logrado encontrarla. Vive atormentado por aquel
maremágnum de violentos pasos dados. Cómo pudo no agarrar la mano de aquella
posadera que en el camino la esperaba con las crines doradas al sol. Cómo no
pudo agarrar su mano y dejarse llevar a otros senderos, a otros caminos. Por
qué seguía empeñado en el bosque lejano y embrujado, donde lo ataba Reina y Princesa ni se enteraba. Quizá quería huir de aquel paraíso que parecía el
pasado. Cómo se dejó engañar por las sirenas de tierra, que tienen piernas y un
destino fijado. Robarte el corazón, primero, lo que tengas de valor y lo que te
queda de alegría e ilusión por continuar a su lado. Sus cantos aún siguen en su
cabeza mientras camina. Anda haciendo su carretera, pero está solitaria. Anda
mirando atrás, viendo sombras eternas y despertando de dulces y locas
pesadillas. Anda y se pierde. Anda en círculos. Volviendo a empezar cada vez
que se da cuenta. Como si alguna vez pudiera ese bucle terminar. Cansado,
sudoroso y con lágrimas en los ojos, hoy, se pone de rodillas en el suelo y
mira al cielo. No cree en seres superiores que le guíen y marquen su camino,
pero alza la vista, en lo que cree que es su último suspiro: sácame de aquí y
de esta carretera que he construido, dame la oportunidad de ver otros mundos y
otros senderos, que siento que estoy maldito. Reina, déjame que Sirena me
inunde con su miedo y sus excusas, vestidas de argumentos. Que deje de culparme
por las oportunidades cristalizadas y no consumidas. Que tu Princesa se vaya
con Príncipe. Que dejes de hilar y mover mis hilos, que me quites esta marca
negra, que tú misma me pusiste.
Gregorio S. Díaz "Leyenda negra"