Todo empezó con Silvio Rodríguez,
y todo acaba con él. Nunca llegarás a entender sus palabras, sus melodías y sus
escafandras. Nunca llegarás a saborear esa magia que desprende, porque a ti
esas cosas no te duelen. No te llaman, no las quieres. Te queman, no te llenan.
Las desprecias. Todo empezó la misma noche en la que el corazón con muros era
la mejor banda sonora. Todo acaba la tarde en la que te acuerdas por qué él
hablaba de la oscuridad y de esos muros. Que si los penetran, que si los
derriban…estás vivo, pero a la vez muerto. Silvio, recuérdame no volver a tocar
corazones sucios, rotos, llorones, inmaduros. Que no vuelva a tener sensaciones
de que todo puede ser. Porque nunca, nada, lo es. Que no me dispares unicornios
azules a la cara de mujeres que no sabe quién eres ni quieren conocerte.
Gregorio S. Díaz "Todo empezó con Silvio Rodríguez"