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6 de julio de 2018

Entre el beso de Times Square y la biografía de Kennedy.

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Nada colmaría tanto mi sed como poderte enseñar el hueco entre el beso de Times Square y la biografía de Kennedy de mi cuarto. Ese en el que puedo sentirme libre, protegido, invencible. Poderte llevar tan lejos como lo quieren hacer mis pasos, solitarios. Romper de una vez este muro de piedras medievales con las que me he construido y reconstruido tras tantos años de asedio, victorias y retrocesos. La piel, agrietada, ha perdido sensibilidad al tacto. Nada me gustaría más que centrar mi mirada solo en tu risa. Cerrar los ojos y verte a ti. Llorar por tu dolor. Amarte como un día quise amar a alguien. Pero si no soy ni mío, cómo quieres que sea tuyo. Como quieres que te haga mía. Si no sé si puedo o quiero hacerlo. Verás, ese rincón me pertenece y ya lo compartí. Incluso antes de que llegara ese póster y ese libro. Si te lo mostrara, seguiría siendo mío y de ella, no nuestro. Y yo no puedo volver a sentirme vulnerable. Mis pasos caminan solos, sin la presión social de montar una ciudad: solo buscan el camino correcto, entreteniéndose en buscar rastros, huellas de otros senderos ya pisados, para retroceder en el trayecto y corregir fracasos. Cómo te voy a entregar el corazón si ni siquiera lo tengo, porque no es mío. No está roto, ni amordazado, silenciado o con pegamento soldado. Es que, sencillamente, no lo tengo. Y por eso huyo cuando el lazo quiere apretar. Me pongo serio, rudo, y siempre pierdo. Porque no tengo nada que dar, salvo piel, sudor, tinta y algunos besos. Porque incluso los besos los tengo cansados. Otra se lo llevó todo. El corazón, las ganas, la razón, las lágrimas, la ilusión y la esperanza. Otra se hizo conmigo sin que yo me percatara. Mientras yo la destruía y se reinventaba. Por eso sé que te irás, cansada. Te dejaré ir. Un día, estoy seguro, me maldeciré por no quedarme y resistir. Por querer esperar y pensar que olvido no ha podido ganar. Pero es que me prometí no mentir, tampoco decir la verdad, pero no mentir. Ahora bien, como me gustaría volver a aprender…

Gregorio S. Díaz "Entre el beso de Times Square y la biografía de Kennedy"

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