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7 de enero de 2019

Evitar la locura.

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Cuando paras. Cuando todo, de forma temporal, se acaba. Cuando dejas de estar para arriba y para abajo, de aquí para allá, eternamente. Lejos de todo ese ruido. De empujones y chillidos, la sirena, el boli y el cristal. Más allá de besos, copas y fines de semana que fugaces pasan. A través de todos esos días en los que se pegan las legañas, despertando de madrugada. Y, de repente, todo se vuelve silencio. Frío invernal fuera, envuelto dentro de sábanas de piel. Caliente. Despertador sin sonar. Pospuesto hasta enero. Paz, puedes llegar a pensar. Nada más lejos de la realidad. Fragor de la batalla por la cordura. Por evitar la locura. Dónde estoy y que he hecho conmigo mismo. Cómo he llegado hasta aquí y si ha valido la pena tanto sacrificio. Este es mi sitio, o hay algún otro camino. De verdad te tengo o es solo un espejismo. Estoy solo o es que me he rodeado solo de peligros. Quiero comerme el mundo o ya estoy en su estómago, podrido. Tengo el tiempo en mis manos o ya se ha consumido. Deseo la juventud de antaño o el 2008 yace muerto entre los miles de recuerdos. Quiero ser el mismo o ya solo me arrepiento. Quiero seguir solo o me agarro a tu cuerpo y al mío, ardiendo. Deseo mi destino yermo, o lleno de obstáculos y premios: soledad, depresión, disgustos, compromiso. Quiero esperarla o será tarde cuando se haya atrevido. Quiero tenerme a mi mismo o ya me he vendido.

Gregorio S. Díaz "Evitar la locura"

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