La vida da muchas vueltas. Te pone de
lado. Del revés. Te manda al norte cuando quieres estar en el sur y te deja cerca
de los lugares ya conocidos. Te lleva por estrechos y anchos caminos, ligeramente
ya transitados, y por otros, realmente insospechados. Y luego va y te escupe. Te
escupe a la orilla de una playa, bajo la arena que un día pisaste y se te
clavaba entre los dedos, bajo el sol radiante que picó tanto. A veces, la vida
no solo da vueltas, sino que también oportunidades. Cuando eres más tú. Cuando tienes
menos inseguridades y más certezas. Cuando oteas y ves próximo el horizonte. A
veces la vida te devuelve al punto de partida. Te coloca, de nuevo, en la casilla
de salida. Te toca el coche platino y te muestra una antigua carretera, de doble
sentido. Un mapa de moteles donde parar y repostar gasolina. Un beso, un abrazo
y una consigna: por todo el desierto de Arizona. Y que las ruedas nos lleven
hasta donde quieran, pero habrá que ponerle un nombre. Habrá que conocer ese
sitio y, sobre todo, hacerlo nuestro. Que ya sabes lo que dicen de las segundas
partes. Que no son buenas. Que son mejores.
Gregorio S. Díaz "Por todo el desierto de Arizona"