No es solo surcar los Siete Anchos
Mares del mundo, sino recorrer con los dedos todo el universo, que cabe en tu
espalda y tu pecho, pasando lentamente por todas las constelaciones, como si se
tratasen de tus forajidos lunares. No es solo trazar viajes de carretera en
mapas verdosos por el tiempo, sino recorrerte a ti, entera, cada noche de hotel
y bañera que nos permita el que mueve los hilos. No es bajarte la Luna, sino
trepar a ella desde tus orejas y hacerme con media. No es solo tenerte, sino
que me tengas, mucho más que en los días nublados de aquel viejo y corrupto
Imperio. Ahora, renovados. Una mejor versión de nosotros mismos. Que, si me quedo
quieto, parado, mientras sentados oteamos el horizonte, y observándote como si
fueras noche estrellada en agosto, es solo por ver que es real y no un sueño.
Como queriendo decir “cuánto tiempo he estado esperando este momento”.
Gregorio S. Díaz "Los Siete Anchos Mares del mundo"