
No así. No de esta manera. Como si
fuera algo cualquiera. No teníamos que explorar esta vía, pero ahora, que me
atropella el tren, no me puedo acodar de cuanto tenía las manos libres, y no
atadas, para parar la embestida. No así. No yéndonos queriendo y no queriendo.
Concatenando errores y nefastos discursos. Sin un adiós de verdad, sin un
último beso. El de la piedad. Sin ninguna palabra digna de recordar. Qué mínimo
que un respiro, que un ‘adiós, ya no puedo’. No así, disparando al aire. Saliendo
a correr, huyendo, como cobarde. Prolongando en la cabeza excusas baratas con
las que retirar toda la apuesta, esas que algún día se volverán en contra.
Desde luego, el eterno viaje de unos meses, no merecía este abrupto acantilado.
Tan falto de gracia y puntos. Lleno de mentiras y lágrimas. Quizá también
perdones, aunque omitidos. Lleno de porqués y de miras puestas en un hipotético
futuro. De reescribir de forma negativa nuestro lento caminar por la vida, llena
de espectáculos nocturnos y fuegos artificiales, en el asiento de atrás con
toda una bandida. Joder, qué menos que dijeras que me querías, luego marcharte.
Y ver que te ibas.
Gregorio S. Díaz "Ver que te ibas"