Tenía que pasar. No fue por puro
azar, ni casualidad. Si escribí aquello…tenía que pasar. Volverlo a intentar. De
nuevo comenzar. Y, si ahora cambio de perspectiva y echo mis manos a la cabeza,
es solo por el miedo. Por la certeza de lo que fue y tenía y la incertidumbre
del no saber si quedarán, al final, muchas más vías de escape hacia una salida.
Si son ahora tus labios los que he de besar para olvidar y, sobre todo, para recordar…Si
es tu piel la que me va, por completo, a quemar…Si te voy a escuchar y tú no
vas a estar. Si te voy a escribir y no me vas a leer. Si te voy a esperar y tú,
quizá, un día ya no vengas. Si me tienes que acuchillar, como yo estaba
acostumbrado…Tendré que pagar. Alguna deuda quedará por saldar. Si por ti he de
llorar…Si voy a caer, esta vez, para no levantar más…Si te quedas hoy, pero
mañana ya Dios dirá…Si vas a querer volar…Si me vas a desgarrar…Al menos déjame
que te quiera, tanto como quiero y como tú, en algún lugar del tiempo, aún
deseas. Esta noche, aunque sea, de manera efímera. Puede que incluso mañana.
Deja que me desgarre yo solo descendiendo por tus caderas. Deja que me despeñe en
tu pecho y que derrame mi sangre cerca de ti. Que, cuando pronto digas de marcharte,
tengo toda una vida para recuperarme. Para recomponerme. Si es que mis huesos y
mi cuerpo, después de tanto resquebrajarse, pueden.
Gregorio S. Díaz "Tenía que pasar"