Parece
mentira que nada hayas aprendido en todo el tiempo que puede abarcar tu memoria.
Parece mentira que vuelvas a tropezar y caer, mil veces más lo harás, de la
misma manera. Apenas solo una mota de polvo ha cambiado, aunque parezca que no.
Ya no hay asiento de atrás ni toalla. Pero hay una boca. Ya no hay escapadas
nocturnas, pero hay unas manos. Tampoco hay mantequilla, pero hay unos ojos que
te miran. Otros. Parece mentira que no sepas analizar toda tu puta vida. Que
sepas hacer cronologías y no pensar en los periodos en los que perdías. En tus
errores y en las palabras siempre calladas, nunca dichas. Parece mentira que no
te hayas dado cuenta de que tienes tú toda la culpa. Por irte. Por quedarte. Por
caminar recto y tomar las curvas sin girar el volante. Por querer y no querer,
a partes iguales. Por huir cuando apenas empezaba lo bueno. Por focalizarte exclusivamente
en las diferencias. En todo lo malo. Porque eres como eres. El tonto de
siempre. Presto a todo y contento al no recibir nada. A desechar lo que llena y
quedarte con solo sombras. Que no existen. Que, etéreas, no son magia. Más bien
nada.
Gregorio S. Díaz "Parece mentira"