
Descarga sobre mí toda tu ira, tus
miedos, tus pensamientos y tu dolor, toda tu rabia. Quéjate, conmigo, del
mundo. Que está mal hecho, desde el principio. Del cuerpo, que a veces no
responde, partido en trozos que no sanan ni con mil sobres de ibuprofeno. Cuéntame
lo mal que te ha ido. Los volantazos que dar has tenido. Lo cansada que estás.
Que no quieres saber más de todo aquel ruido. Dime lo mal que te sientes cuando
la frente arde y tienes los pies calientes. Que tengo que llevarte allí, allá,
a cualquier lugar distante. Di que me quieres, solo eso, antes de girarte y
darme las buenas noches. Pero cuando vengan los días de sol radiante, los de
cansarse hasta extenuarse, los de salud fuerte y galopante, los de salir por la
noche hasta agotarse, los de ascender en el escalafón y risas hartarse, los de
la pasión excitante… En esos días, tenme a mi en otra parte. Lejos, para que no
tenga que molestarte.
Gregorio S. Díaz "En esos días"