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11 de agosto de 2020

Era.

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Era puro deseo. Un rayo que no cesaba en la búsqueda de tormenta. Era aquí y allá, donde nos pillaba. Era carretera, cine, manta. Era otoño anaranjado, invierno blanco, primavera rosada. Éramos vida creando otra vida. Piel queriendo quemarse. Voz rota y apaciguada. Gemidos altos a las tantas de la madrugada. Eran labios perdiéndose en el horizonte, con la luna como testigo y el agua estancada. Eran miles las tumbas que nos contemplaban. Era un amor desenfrenado. Pasión maldita e innata. Dos cuerpos celestiales que se atraían en la noche estrellada. Era España durante sus miles de contiendas. Eran ganas, de seguir y seguir casi hasta que amaneciera. Era una locura, cuando con la lengua me retaba. Eran mágicos los dedos que por mi pecho resbalaban. Era un infierno de calor primero, luego un cielo de visiones extasiadas. Era risa y calma. Reinicio y pausa. Casi dormir, con las luces apagadas. Era volver a casa. Era puro deseo. Amor desenfrenado. Era España. Eran Siete Caras que quise y no supe mirarlas.

Gregorio S. Díaz "Era"





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