Los viejos y ya lejanos compartidos
días, al Hollywood de los años cincuenta se parecían. Cada día y cada noche
eran una película distinta y tú y yo, siempre, fuimos los protagonistas. La luna,
a veces llena, otras medias, también cuna, iluminaba nuestra postal sobre el desierto.
El coche, torpe, lento, antiguo, nos llevaba sobre kilómetros de autopista. Éramos
Bonnie and Clyde, dos fugitivos de la ley, planeando cada golpe a golpe de beso
y deseo. De pasión y sosiego. Los detalles se ultimaban al fin con los
cristales empañados y nuestros cuerpos, desnudos, aún unidos. Los dólares no
nos llovían del cielo, pero no faltó de nada en nuestro pequeño lapso de
tiempo. La falda estrambótica de enero, los zapatos italianos, tu pelo
alborotado. Verdadero cine, historia y arte. Dignos del mejor guion todos
nuestros silencios, tus suspiros, tus pensamientos, las palabras saliendo de tu
boca y el millar de besos. La ciudad, los bares, América y todo eso. Correr
hasta la extenuación, llorar y alejarse en un giro inesperado de los
acontecimientos. Sin final feliz. Tendré que esperarte en los museos.
Gregorio S. Díaz "Una película de los 50's"