Has desencadenado el séptimo Apocalipsis. El último. El que predice el fin de este puñetero mundo. No existe Universo, ni calma, torbellino o tormento, que pueda parar lo inevitable que es todo esto. Lo que se escribe con cuatro letras y solo tú te atreves a hacerlo. Has levantado mareas, atrayendo a la Luna. Has hecho temblar la tierra con terremotos que se salen de la escala y la furia de los volcanes ha llegado hasta la atmósfera. Con tan solo una sonrisa de tu boca, has provocado el caos de toda la naturaleza. Has matado a quien vivía por dinero y has devuelto la vida al moribundo que vagaba por ella. De un soplo, has cambiado todas las preguntas y has sembrado la incertidumbre en cada una de ellas. Ahora no sé cómo responderlas. Has sido como el huracán que con todo arrasa, que todo lo destruye y todo lo crea. Has sido como Pompeya, como si quisiera guardarte, tenerte, por siempre, así de joven y eterna. Has enfurecido a Hades, por tus palabras con mi destino, y yo le he pedido a Atenea poder luchar y morir en tu nombre. Porque eres otra Theia, buscando de nuevo impactar contra este absurdo planeta. Contra todas mis preconcebidas ideas. Has provocado una grieta más allá del horizonte, donde se otea todo lo que viene. Ahora no sé si espero verte o viéndote quiero que te acerques. Aunque sea imposible. Has sido ángel, con cara de inocente, y demonio, vestida de azul, endiablada y pícara, con los labios pintados de rojo. Has roto el tiempo, porque ya en mi reloj no pasa. Quizá veas que todo sigue, que el sol sigue saliendo y que el mundo continúa girando. Pero aquí dentro, te prometo, has roto el tiempo. Has hecho estallar un agujero de gusano. Un enorme vacío, lleno de recuerdos y de interrogantes. De pasado y de futuro. De nuestro presente, que ya se ha esfumado. Lleno de dimensiones donde todo es posible, donde se consuma lo inevitable. Lleno de una oscuridad macabra que seduce. Pudiera ser este agujero paraíso o muerte. Sé que ahí estás tú y puedo encontrarte. Te sigo, y que maldita sea mi suerte.
Gregorio S. Díaz “Séptimo Apocalipsis”
