Con la tecnología de Blogger.

20 de noviembre de 2021

Libertad

0 comments

Ni pensar en darle la vuelta a las manecillas del reloj, ni aquel septiembre, ni a aquella vieja montaña, por mucho de lo que uno se arrepienta. No voy a negarme un dolor que, por justo, fue extremadamente necesario. No voy a querer agarrar oportunidades efímeras, porque los trenes también pueden quedarse en llamadas perdidas. Ni hacer ni deshacer. El tiempo es el que es. Que la Historia siga su línea, que todo vaya en el camino que debe ir. Ni más perdón, ni más gracias. Lo que di, fue lo que tenía. Lo que hice, lo que me nacía. Lo que dije, lo que me salía. Si tuviera que hacerlo, acaso quitarle la venda a quien, ciego, te escribía y escribía. A quien el mundo no entendía. Ni una pizca de revolución, de rebeldía. Solo arder en el fuego de tu saliva. Ya no salen tus letras, ni se ve tu nombre en los personajes de mis novelas. Ya no te lloro en libretas. Maldigo, eso sí, tus maldiciones. El hechizo que me ha quitado tiempo de vida. Que me ha puesto la zancadilla al andar, y mil rosas de espinas. Que fue creando rincones de esta casa para esconder lo que nadie puede controlar. Que ha sido malgastada toda la tinta etérea con la que te dejé plasmada en palabras. Las que me demandas, las que necesitas. Que había otros caminos, otros mundos. Y yo en tu infierno que cada cierto tiempo me quemaba. Que había vida después de tantos sueños de tu negra muerte. Que las cadenas no viven, solo aprietan, te desnudan y se confunden con tus huesos. Hasta que se quiebran. Y aquí, mi señora, solo huele a libertad.

Gregorio S. Díaz "Libertad"





No hay comentarios:

Publicar un comentario