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14 de julio de 2022

Omisión

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Apenas sigo siendo una hormiga. Pequeña, débil, vulnerable. Que duro trabaja cada verano para poder dormir tranquilo el invierno siguiente. Nada tengo ya que puedas recordar, nada que quisieras tener ni por casualidad. Nada me queda ya. No sé a qué clase de juego mortal ha jugado el destino, ni quiero saber por qué ha ido dejándose perder partida tras partida. No sé qué le he hecho a mí mismo, ni qué fue de mis fuertes propósitos de huir tras cada esquina. Por qué tengo hielo en cada centímetro de lo que antes fue ardiente fuego. Por qué no mana el agua cristalina de antaño de mi pecho y mi saliva solo sabe a puro veneno. No queda nada de lo que fue todo. Ni pizca de memoria o recuerdo, solo lodo enterrando las veces que fuimos, cuando la vida de verdad tenía sentido. Todas las lágrimas que derramaste por mí se han evaporado y han caído sobre mí en forma de lluvia, porque nunca llevo paraguas. No tienes palabra, ni pensamiento que dedicar al viejo pasado. Tampoco obra, solo omisión. La historia misma se olvida de su propia historia. En ti ya nada queda de mi huella y, sin embargo, en mi espalda emergen letras sueltas que una vez fueron escritas de tu puño con tinta negra. Y no quiero leerlas. 


Gregorio S. Díaz "Omisión"




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