Hubiéramos tenido una vida limpia y sencilla. Mediocre, pero tranquila. No hubiéramos salido de las cuatro calles que nos vieron crecer y amarnos con placer, inocencia y locura. Las hubiéramos recorrido miles de días, de nuevo, al tiempo que las canas y los años nos crecían. Un mundo muy pequeño sí, pero completamente nuestro. Si lo piensas, en realidad, todo un Universo. Lejos de las letras y las fotografías, viviendo para adentro en una casa pequeña, llena de nuestras almas, de llamas de calor y amor. Todo un hogar donde reír y llorar por morir de penas y alegrías. Sin tantas tonterías, ni medias tintas. Sin el orgullo que cangrena las heridas. Entre más de cuatro paredes en las que guardar recuerdos que rememorarían quienes nos sucederían. Cumpliendo, así, las cien promesas que escribimos en un folio en blanco un día. Hubiéramos tenido una vida escueta y monótona. Posiblemente sosa y rutinaria. A veces falta de chispa, aunque siempre combativa. Puede que severa, difícil, temeraria. Pero hubiéramos tenido una vida.
Gregorio S. Díaz "Hubiéramos tenido una vida"