Ya no hay margen para recomponer los años de toda una vida, solo para dejarse llevar, por la mentira, hasta donde la luna quiera mecerte en su cuna. Solo hay una, pero qué puedes hacer más que aguantar cada día el mismo día, hasta que llegue la tumba. Ya no queda nadie más por venir, ni volverán quienes lo hicieron. Ni una palabra, ni esporádicos pensamientos tienen, para lo que dejaron atrás, cuando le regalabas tus besos. No hay más que recibir, aunque tengas guardado en el cajón todo lo que quisiste y no pudiste dar. Ya no hay espacio para la maniobra. Para recobrar el ánimo. Para volver a creer en el amor, para volver a escuchar las canciones de juventud, para llorar por leer alguna que otra historia. Si ya no queda ni puedo esperar nada, párteme en dos. Que germine de mí una flor. Prometo regarla, enseñarle los errores en los que caí yo. Si ya no queda nada, que me nazca un amor.
Gregorio S. Díaz "Germinar"